No es de extrañar que la “iniciativa publico/privada” representada en este caso por el Ayuntamiento de Nerja y SALSA Inmobiliaria retomen nuevamente las sinergias en el tema del ‘Plan Larios’. Lo verdaderamente extraño ha sido los cuatro años de parálisis del convenio suscrito unos meses antes de las elecciones municipales de 2015 entre el partido Popular y Salsa Inmobiliaria. El equilibrio de fuerzas resultantes en esas elecciones se decantó por un tripartito de izquierdas. Pero, tras las pasadas elecciones municipales de 2019, la “normalidad” se instaló en el municipio de Nerja, como el anticiclón de las Azores en temporada estival. Ya lo decía el primer eslogan turístico de los 70s: “El sol vive en Nerja”.
Los riesgos de las sinergias neoliberales
la estamos viendo en toda su crudeza en estos tiempos de biopolítica neoliberal que estamos viviendo con la ‘Covidcrash’. El paradigma lo representa Díaz
Ayuso, presidenta de la comunidad de Madrid, quien en un alarde del más puro
cinismo castizo hace de public manager
de las grandes empresas del IBEX-35; y todo ello por unas donaciones que
algunas multinacionales han realizado a la ya exigua y mermada Sanidad Pública
para combatir al bicho. Se trata de algunas empresas que en connivencia con
políticos corruptos de su partido se repartieron parte del pastel privatizador
del sistema sanitario español durante la crisis de 2008.
Desconozco los motivos concretos
que llevaron a la parálisis total del Plan Larios durante los últimos cuatro años,
lo cual me alegra enormemente (a la parálisis me refiero), pero que ha dejado una puerta trasera abierta a su ‘reseteo’. Eran tiempos de fuerte blindaje normativo en
materia medioambiental en todo el litoral andaluz, complementado con una
persistente presión ciudadana a sus políticos y con gran eco mediático. Pero ese tiempo pasó, y con él se perdió la oportunidad de debatir
medidas alternativas sobre otro modelo de desarrollo en la zona.
La plataforma ‘No al PlanLarios’ propuso y presentó a todos los grupos políticos de la corporación un decálogo de medidas alternativas al Plan,
medidas que siguen siendo de total vigencia hoy en día. Se puede asegurar que
la plataforma hizo ‘los deberes’ en el momento preciso, cuando el viento de una
suerte de ‘estado de alarma urbanístico’ recorría todo el territorio con sus enormes
megaproyectos. Más de tres millones de metros cuadros de tierras de alto valor
agrícola, patrimonial, paisajístico y recreativo se encontraban, se encuentran, en almoneda.
El capital no descansa, me confirma un amigo.
Sabemos que el día después de
esta crisis los costes volverán a recaer sobre la mayoría de la población -aún
precarizada y empobrecida por la anterior crisis de 2008- pero optarán por
relanzar, nuevamente, la construcción y el turismo de masas, entretenimiento y
consumo de bajo coste, pero de alto consumo energético y gran generador de
residuos sólidos.
El momento justificará la
necesidad de continuar esas sinergias para materializar los grandes planes
desarrollistas: Plan Larios, Coladilla, Vega-Playazo, Huertos de Carabeo…,
obviando el necesario debate sobre un modelo alternativo de desarrollo; ahora
que la agroecología, el comercio de cercanía, el decrecimiento y un turismo
responsable se hacen más necesarios que nunca. Se tropezará dos veces en el
mismo ladrillo.
No me cabe duda que durante este
tiempo perdido las condiciones históricas han cambiado, pero las condiciones
materiales siguen siendo las mismas, como hace cuatrocientos años; y son un aliciente
para seguir insistiendo en nuestro empeño, porque hay lugares que, aún siendo
propiedad de cualquier marqués, seguirá siendo patrimonio de todos y seguiremos
luchando hasta conseguirlo.
P.D: Actualmente la
plataforma ‘No al Plan Larios’ estudia el nuevo marco normativo.
Jorge Alaminos
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